Val Thorens, situada en los alpes franceses, es la estación de esquí con mayor altitud de Europa y con la mayor área esquiable del mundo con 600 km de pistas. Casi nada, ¿no?
La estación debe gran parte de su encanto a su emplazamiento natural, situado en el corazón de seis glaciares, lo que le permite ofrecer a sus visitantes multitud de itinerarios para deslizarse por sus laderas durante varias jornadas.
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Val Thorens, ‘the place to be’
Val-Thorens es famosa por la calidad de su nieve y se ha convertido en el paraíso de los deportes de invierno: carving, travesías, fuera pistas, snowpark, telemark… Lo cierto es que no será por opciones en una estación que ofrece el 99% de sus pistas por encima de los 2.000 metros de altitud, en unas condiciones envidiables e incomparables.
Los amantes de la montaña encontrarán en Val-Thorens un paraíso para la vista ya que podrán disfrutar del grandioso glaciar de Péclet o de «la vista más hermosa de los Alpes», según la Guía Michelin: nos referimos a la cima del Caron, una panorámica de 360° de más de mil cumbres de los Alpes franceses, suizos e italianos.
El Après-ski, una tradición en la estación
Y si aún os quedan fuerzas después de disfrutar de los deportes de montaña, Val-Thorens ofrece grandes planes après-ski para toda la familia.
Los visitantes podrás escoger entre más de 40 bares y 60 restaurantes adaptados a todos los bolsillos y gustos. La estrella de todas sin duda es la Folie Douce, situada al lado de los telesillas de Plein Sud y Les Pionniers, su terraza ofrece unas vistas impagables y su programación música para todo tipo de públicos: desde jazz en directo de sobremesa hasta música tecno para bailar sin parar hasta que el cuerpo aguante.
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