La Cerdanya es un territorio precioso de los Pirineos que en la actualidad está gestionado por dos estados: Francia y España. Se repartió en el Tratado de los Pirineos de 1659, con el que quedó dividido en Alta Cerdanya, que es ya tierra francesa, y la Baja Cerdanya, que forma parte de la provincia de Girona, en Catalunya.
El valle donde se ubica la Cerdanya es de los pocos pirenaicos que discurre de este a oeste, y no de norte a sur. Sus montañas más altas son el pico Carlit (2.921 metros), el cual lo consideramos una de las mejores rutas de senderismo en Cataluña y el Puigmal (2.909 metros).
¿Qué podemos ver y hacer en la Cerdanya? Hay muchos planes en el Pirineo Catalán tanto en invierno como en verano, que os conectarán con la naturaleza y os ayudará a desconectar totalmente de la rutina diaria. Déjate llevar por las embriagadoras montañas, ríos y pueblos con encanto de la Cerdanya.
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¿Qué hacer en la Cerdanya en verano?
La Cerdanya es un destino precioso para los amantes de la montaña y de la aventura para pasar unos días en verano. Aquí hay paisajes, naturaleza, arquitectura, historia, cultura… ¿Qué prefieres? Estas son nuestras propuestas:
- Una visita al pueblo de Llívia. Este municipio de 1.500 habitantes es todo un atractivo turístico de la Cerdanya y tiene una curiosidad: es catalán, pero se encuentra físicamente dentro de Francia. ¿Qué ver en Llívia y alrededores? Son muchos los puntos de interés, desde su castillo hasta su casco antiguo, con la torre Bernat de So y la iglesia; los restos arqueológicos que desvelan la presencia romana en el pueblo, como el fórum romano; visitar el Museu Municipal; o conocer la que se considera que es la botica más antigua que se conserva de Europa: la Farmacia Esteva, que data del siglo XV y hoy es un museo.
- Subir a La Tosa, a 2.536 metros de altitud. Desde las alturas tendremos unas bonitas panorámicas de la comarca. Hay dos alternativas, una para montañeros y otra para los más comodones. Empezamos por la primera: una ascensión desde Coma Oriola, en la estación de esquí de Masella, hasta la cima, con 600 metros de desnivel (más de una hora de subida), y que pasa por el refugio del Niu de l’Aliga, que abre todo el año y donde podremos hacer una pausa a tomar algo; los menos preparados físicamente también pueden contemplar las vistas de la cima cogiendo el telecabina Cadí-Moixeró de la estación de esquí de La Molina.
- Turismo en Puigcerdà. Es otro de los pueblos que no podemos dejar de visitar en la Cerdanya. Hay mucho que ver en Puigcerdà, capital de comarca con mucho movimiento cultural y de ocio. Un imprescindible es pasear sin prisas, pasando por la plaza de Santa Maria de Puigcerdà, donde hay un campanario al que podremos subir y tener unas vistas impresionantes del entorno. No hay visita a Puigcerdà sin pasar por su conocido Estany y el parque Schierbeck, con aire bucólico y donde seguro que caerán unas cuantas fotos. Otro plan es acercarse al Museu Cerdà, que acoge una exposición permanente que explica y muestra cómo vivían las familias del lugar no hace tanto tiempo, en los siglos XIX y XX.
- Hacer un trozo del Camino de Santiago. ¿Os animáis a ser peregrinos por un día (o más)? El Camino de Santiago atraviesa de este a oeste la Cerdanya y es una buena excusa para recorrer sus rincones más auténticos a pie, en bici o a caballo. Son 20 kilómetros con solo 240 metros de desnivel. Sale desde Llívia y pasaréis por otros pueblos como Ur, Puigcerdà, Guils de Cerdanya, Bolvir, Ger, Isòvol y Bellver de Cerdanya.
- Descubrir la historia a través de las iglesias y ermitas románicas. Los amantes de la historia podréis recorrer auténticas joyas arquitectónicas del pasado en la Cerdanya, ya sea por vuestra cuenta, ya sea con una de las visitas guiadas gratuitas que ofrece la oficina de turismo de Sallaigouse. Algunas iglesias que no pueden faltar son Santa María de Talló, San Andreu de Baltarga o Sant Julià de Pedra.
La Cerdanya en invierno
En invierno podemos hacer todo lo que hemos mencionado en el apartado anterior -aunque si hacemos senderismo y montaña, ojo porque tendremos que llevar un equipo adecuado a las condiciones de hielo y nieve, si es el caso-, y tenemos un aliciente añadido a una escapada a la Cerdanya: ¡esquiar! Estas son las dos grandes estaciones para esquiar en Cataluña que te recomendamos y que forman parte del dominio esquiable de Alp 2500:
- Esquiar en Masella. Si algo caracteriza la estación de esquí de Masella, una de las mejores estaciones del Pirieno, es el esquí nocturno en la estación y la gran calidad y cantidad de nieve que tiene durante la temporada, gracias a que el 90% de sus pistas están orientadas hacia el norte. Presenta el mayor desnivel esquiable del Pirineo Oriental, con hasta 935 metros.. Tiene 74 kilómetros esquiables y 65 pistas: 9 verdes, 24 azules, 22 rojas y 10 negras.
- Practicar esquí en La Molina. Está en el municipio de Alp y tiene 71 kilómetros esquiables, con 68 pistas para practicar esquí alpino: 21 verdes, 18 azules, 22 rojas y 7 negras. Por lo que ves, es un buen sitio para debutantes y para los que viajan en familia, ya que más de la mitad de los trazados balizados son fáciles. Se trata de una de las estaciones de esquí donde se encuentra poca gente, por ello, es la favorita de muchos.
Y en estas estaciones no faltan otros planes para disfrutar a tope del frío y de la nieve, más allá del esquí: podemos conducir 4×4, hay pistas de tubbing, trineos, parques de aventuras en los árboles, rutas en Segway por la nieve, bolera, spa, paseos en tándem y hasta una «escape room» al aire libre llamada «Escape Snow La Molina ‘Alerta Alud'», donde tendréis que ayudar a sobrevivir a un esquiador accidentado superando cinco enigmas. Para todo ello, siempre recomendamos reservar tu viaje de esquí con antelación, de esta manera podrás hacerte con los mejores precios.
Qué ver en la Cerdanya francesa
Como decíamos al principio, la Cerdanya también tiene una parte en el territorio francés: la Alta Cerdanya. Estos son algunos planes que no te puedes perder allí:
- Subirte al Tren Groc (Tren Amarillo). De vía estrecha, circula por alta montaña entre Villefranche de Conflent y La Tour de Carol. Un viaje con preciosas panorámicas de los Pirineos y con vagones sin techo.
- Ir al parque de fauna de Les Angles. No es un zoo porque los animales están en semi-libertad. Es un espacio natural que se puede recorrer a través de dos circuitos y que nos muestra la fauna autóctona de la zona: jabalís, muflones, cabras montesas, marmotas, osos pardos, ciervos, o incluso lobos.
- Adentrarte en la Grotte de Fontrabiouse (Cueva de Fontrabiosa), de origen cárstico. Todo el año está a una temperatura constante de 6 grados, un plan ideal para hacer en verano. El recorrido se hace en una hora, es casi un kilómetro y tiene 70 escalones.
- Pasear por Les Gorges de Carançà. Un paraje de lo más espectacular en los Pirineos, que propone un recorrido apto para casi todos los públicos (ojo las personas que tengan vértigo): una ruta circular de 7 kilómetros y 300 metros de desnivel.
- Relajación en los baños termales de Dorres. Un plan perfecto para relajarse entre tanto ajetreo, en unas termas que datan de la Edad Media y con unas aguas indicadas para problemas de piel y reuma. Lo mejor de todo, que nos brinda espectaculares vistas a los Pirineos: veremos el Puigmal a un lado, y a otro, la Serra del Cadí.