Cada vez son más las disciplinas que rodean el mundo del esquí. De los ya clásicos esquí alpino, esquí de fondo, esquí de travesía y snowboard hemos pasado a otros palabros como heliski. Otras veces seguimos haciendo cosas parecidas, pero cambiando saltos, giros y velocidades porque ha aparecido un nuevo material en las tiendas que nos permite innovar en pistas. Hoy hablaremos de unos esquís muy curiosos: los “snowblades” o “skiboard”, unas nuevas palas para deslizarse sobre la nieve que, poco a poco, van ganando adeptos y cada vez están más presentes en la nieve.
¿Lo conoces? ¿Quieres aprender un poco más sobre esta práctica? Analizamos a fondo los snowblades y las diferencias que tiene con el esquí convencional para que tengas toda la información para tu próximo viaje de esquí.
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¿Cómo son los snowblades?
Los snowblades los reconocerás rápido porque son unas tablas más cortitas que los esquís de toda la vida. De hecho, nacieron como una forma de emular a los patines en línea sobre la nieve, de la misma manera que hizo en su momento el snowboard con los patinetes
Así, la gran diferencia entre los snowblades y los esquís tradicionales es la longitud. Los primeros tienen una longitud que va entre los 90 y los 110 centímetros, según la altura y el peso del esquiador. En cambio, las tablas habituales que empleamos para el esquí alpino en pistas, suele estar entre los 120 y los 170 centímetros.
Esta diferencia permite que los snowblades sean mucho más manejables y ágiles para realizar trucos y giros rápidos en espacios más reducidos y concurridos. Por otro lado, los esquís de toda la vida tienen la ventaja de ser más estables y comportarse mejor en terrenos amplios y con velocidades altas.
Seguimos viendo las características de los snowblades. Sobre sus tablas hay instalada una fijación sencilla que se puede regular fácilmente y que no se suelta con las caídas. Además, tienen unas correas que se atan al tobillo. Así evitan salir disparadas en caso de resbalón.
Para esta forma de esquiar que nos recuerda al patinaje puedes aprovechar la bota dura que empleas en el esquí alpino; lo más importante es que sean cómodas y que sean un buen soporte para los tobillos.
El reducido tamaño de los snowblades hacen que no sea necesario el uso de bastones, lo que permite realizar acrobacias, piruetas y saltos con total libertad de movimientos. Eso sí, deberás llevar casco y protecciones por las características del esquí que vas a practicar con estas palas cortas, la velocidad que cogerás y la posibilidad de caídas.
Además, por la rapidez de estos esquís, es conveniente mantener una distancia prudencial de seguridad con el resto de esquiadores en pistas para evitar accidentes.
El mantenimiento de los snowblades
En cuanto al mantenimiento de los snowblades, es muy similar al mantenimiento de los esquís alpinos de siempre, así que estarás familiarizado con los pasos que debes seguir.
- Afilar. En primer lugar, debes practicarles un afilado de cantos, algo esencial para mejorar el agarre y su respuesta en la nieve. Hazlo con regularidad, especialmente si eres esquiador habitual. No esperes a que empiece o acabe la temporada.
- Encerar. También hay que encerar los snowblades en la base, una acción imprescindible para reducir la fricción y mejorar la velocidad, además de alargar la vida útil del material. Igualmente, es una cosa que hay que hacer con una cierta periodicidad. Es especialmente importante aplicar cera en los esquís antes de iniciar cada temporada de nieve.
- Almacenar en un lugar adecuado. Igual que haces con los esquís alpinos, los snowblades no puedes meterlos en cualquier lugar al acabar la temporada, por mucho que quepan en muchos rincones por su reducido tamaño. El último día de esquí debes limpiarlos y secarlos bien antes de guardarlos. Hazlo en un lugar que sea fresco y seco, evitando siempre que estén cerca de fuentes de calor o sometidos a la luz solar directa.
¿Para quién son los snowblades?
No queremos cerrarle las puertas ni quitarle la ilusión a nadie, tenga la edad que tenga. ¡Lo importante es mantener un espíritu joven en la vida, y por supuesto, también en la nieve! Pero siendo realistas, es cierto que se trata de una modadidad de esquí más practicada por los esquiadores jóvenes. Es el público que normalmente tiene más ganas de experimentar nuevas emociones a través de las piruetas, saltos y figuras que permiten estas tablas cortas de esquí.
La fácil manejabilidad de los snowblades hace que sea muy fácil aprender su técnica, que no es muy diferente de la del esquí alpino. Ahora bien, con estas tablas cortitas no hace falta poner en práctica el método de flexión-extensión, ya que irás casi todo el rato con las rodillas flexionadas.
Que sean fáciles de llevar no significa que sean unos esquís para que empiecen los debutantes. Todo lo contrario. Los principiantes deben comenzar a esquiar en pistas primero, antes de lanzarse a usar snowblades.
Y es que estos esquís cortos impiden hacer movimientos clásicos como la cuña, que ya sabemos que es el principal y a menudo único recurso que tienen para frenar las personas que se están iniciando en el mundo del esquí.
Otro detalle a tener en cuenta es que, al ser tan cortos, es imprescindible tener un buen equilibrio: si necesitas depurar esta habilidad, los snowblades son una gran ayuda para conseguirlo (si no te equilibras, te caes).
También hay que señalar que no son unos esquís especialmente apropiados para los amantes del esquí de montaña y fuera de pistas. Y es que la escasa longitud de los snowblades hace que tengan poca flotabilidad y se hundan en la nieve polvo, a pesar de que existen algunos modelos específicos con una anchura mayor. En general, tampoco tienen una buena respuesta ante nieve dura o hielo, así que no valen para todo.
Para muchos los snowblades es una forma de acercarse al snowboard, pero sin abandonar del todo los esquís. Un camino intermedio que nos asegura muchas horas de diversión en la nieve, ya que permiten acceder al halfpipe y hacer muchos trucos, piruetas, trompos, saltos y cambios muy rápidos.
En todo caso, para saber si te convencen o no, te recomendamos que antes de comprarlos los pruebes en una tienda de alquiler de material de esquí. Hay establecimientos de estaciones de esquí como Grandvalira, Baqueira Beret o Sierra Nevada que los ofrecen entre su surtido.
Un poco de historia de los snowblades
¿A quién se le ocurrió hacer esta especie de patines sobre la nieve, considerablemente más pequeños que las tablas de esquí de toda la vida? Para encontrar su origen tenemos que ir a finales de los años 80 del siglo XX. Entonces la marca austríaca Kneissl puso en venta unas minitablas con la forma del pie de un gigante (con sus cinco dedos), a las que le pusieron el nombre de “Big Foot”. Entonces ya se les llamaba “skiboards”.
Otro conocido fabricante deportivo, Salomon, se inspiró en ese invento para lanzar unos esquís cortos que bautizaron con el nombre de “snowblades”. Ya lo tenemos. Desde entonces, han sido varias las marcas de deportes de nieve que han ido lanzando al mercado modelos similares; algunas incluso añaden pieles de foca para facilitar las ascensiones (recordemos que los snowblades no son buenos para fuera pistas).